Cardiología

Nacida en 1975, Gemma Vilahur es licenciada en Medicina y Doctora en Farmacia. Realizó una estancia post-doctoral en la Escuela de Medicina del Monte Sinaí en Nueva York en el departamento del profesor Valentín Fuster, bajo la supervisión de Juan Jose Badimon. Ahora es investigadora Ramón y Cajal en el Instituto Catalán de Ciencias Cardiovasculares. Y acaba de recibir una beca L’Oréal-UNESCO “Por las mujeres en la ciencia”.

Pregunta. Entre otras cosas, usted ha estudiado los cambios epigenéticos, es decir, las modificaciones del ADN debidas a factores ambientales. ¿Cómo afectan a la salud cardiovascular?
Respuesta. Dentro de la era genómica, las tecnologías más avanzadas de análisis genético han aportado convincentes asociaciones entre distintas variaciones genéticas y el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular. Sin embargo, estas variaciones no son suficientes para explicar el riesgo de sufrir estas patologías. En este contexto, en los últimos años se ha demostrado la capacidad de diversos factores ambientales de regular/modular la expresión de los genes, concretamente mediante la metilación del ADN y/o modificación de las histonas. Dentro de estos factores ambientales se podrían incluir el tabaco y la dieta. Se ha visto también que el genoma es sensible a cambios nutricionales y ciertos nutrientes pueden ser capaces de transformar un programa transcripcional sano en uno patológico.

P. De hecho, a raíz de los últimos hallazgos científicos usted defiende que “somos lo que comemos”. ¿Por ejemplo, la dieta mediterránea puede cambiar cómo se expresan los genes? R. Así es: una dieta cardiosaludable, como es el caso de la dieta mediterránea, puede atenuar el desarrollo de la enfermedad en individuos predispuestos genéticamente; y a la inversa, una dieta inapropiada rica en grasas saturadas puede ejercer una “influencia epigenética negativa”, desencadenando o agravando la enfermedad. P. ¿Qué hábitos conviene potenciar para cuidar el corazón?
R. El cuidado de la salud cardiovascular debe incluir una alimentación equilibrada, evitar la obesidad, no fumar y hacer ejercicio físico, así como mantener bajo control la presión arterial, los niveles de glucosa y el colesterol.

P. ¿Qué es lo más impactante que, a su juicio, se ha descubierto sobre el sistema cardiovascular en las últimas décadas?
R. La presencia de células madre en órganos que se presumía que carecían de potencial regenerativo, como es el corazón, se está investigando en profundidad. Lamentablemente, la capacidad de auto-reparación del corazón es por sí misma limitada e insuficiente para paliar el daño cardiaco tras sufrir un infarto de miocardio. Sin embargo, se ha visto que tras sufrir un infarto, el corazón es capaz de liberar diversos estímulos que promueven la producción y liberación de las células madre de la médula ósea hacia el torrente circulatorio para que lleguen a la zona infartada, la aniden y la reparen. Sin duda, quedan aún muchos interrogantes por contestar antes de implementar su uso clínico de formar regular incluyendo cómo aumentar la supervivencia y anidamiento de las células madre en el corazón infartado, cómo potenciar su diferenciación a células cardíacas, la cantidad de células necesarias así como cuándo es el momento óptimo para su administración, el efecto de la presencia de factores de riesgo sobre su potencial reparador…

P. ¿Podría explicarnos brevemente en qué se centra en estos momentos su investigación?
R. Actualmente, la investigación que estoy llevando a cabo en el Instituto Catalán de Ciencias Cardiovasculares se centra en determinar los mecanismos involucrados en el daño cardiovascular tras sufrir un infarto agudo de miocardio, así como en las etapas posteriores de cicatrización y remodelado. En este mismo contexto, también estamos evaluando la capacidad de distintas y nuevas aproximaciones terapéuticas (farmacológias o no) de mitigar el daño derivado del infarto.

P. ¿Qué hito científico le gustaría ver logrado en su área de investigación (a ser posible, con su aportación)?
R. Ampliar el conocimiento en torno a los mecanismos fisiopatológicos que participan en el daño cardíaco durante el infarto y posterior formación de la cicatriz fibrosa a fin de descubrir nuevas dianas terapéuticas capaces de atenuar el daño cardíaco y mejorar la calidad y esperanza de vida de los pacientes. El proyecto financiado por L’Oreal-UNESCO “Por las mujeres en la ciencia” me permitirá adentrarme en cómo las lipoproteínas de alta densidad pueden ejercer cardioprotección.

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